Juanjo Braulio: “El psicópata llega a aburrir, lo que más inquieta es la persona normal que cae en el crimen”

6-05-2018

El cine, la literatura, la novela popular, han abusado de la figura del psicópata desde la época en que el asesino de la sierra mecánica de Viernes 13 provocaba toda clase de sustos en la oscuridad de la sala del cine. La gran debilidad del psicópata es cómo es de previsible con el crimen, su vínculo monógamo con el mal, la insensibilidad frente a las víctimas que provoca y la rutinaria frialdad con que ejecuta a las personas. La mesa “Psicòpates, assassins i mites. El mal en la novel·la”´, que se celebra esta tarde en la Fira del Llibre, quiere abrir el compás de la curiosidad y ofrecer una visión más amplia sobre el fenómeno de la violencia criminal.

Juanjo Braulio, periodista y escritor, autor de la novela Sucios y malvados, participante y moderador de la última mesa redonda de la Fira del Llibre, ha centrado el objeto de su interés: “Lo que más nos asusta es el tendero que un día abre en canal a un vecino. O el notario que mata a golpes a su mujer. El empleado de banca que estafa a los clientes, el que explota sexualmente a mujeres sin papeles, es decir, una persona que podríamos ser tú o yo. El que maltrata o viola a las mujeres, el que aparenta una vida normal y un día se deja arrastrar por un impulso homicida”. Braulio, que trabaja en València, actúa como anfitrión de sus compañeros Blas Ruiz Grau, de Alicante, y Julio César Cano, de Castellón.

Blas Ruiz comparece armado con un estudio minucioso de las técnicas policiales y forenses que sirven para averiguar los crímenes y encontrar a sus responsables. ¡Que nadie toque nada!, que así se titula el ensayo que ha editado en Oberon. Un ensayo divulgativo, producto de dos años de investigación y entrevistas con grupos de homicidios de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, forenses y técnicos de laboratorios de criminalística, que quiere situar en su terreno los tópicos de las series de televisión centradas en el crimen. El título lo explica su autor: «Cuando se comete un crimen, los primeros en acceder a la escena del crimen son los miembros de la policía científica. Ellos son los que mandan, es así de sencillo».

El caso de Julio César Cano es muy llamativo, pues ha querido, a través de la figura del inspector Monfort, crear sus historias criminales y situarlas en varios escenarios de Castellón –donde, por cierto, apareció el primer serial killer de la época moderna en la Comunitat Valenciana–. Cano ha publicado Mañana si Dios y el diablo quieren, Asesinato en la plaza de la farola y Ojalá estuvieras aquí, el escenario criminal de la cual es el Mercado Central de Castellón. Tal ubicación no es aleatoria, pues, como explica Cano, una de las finalidades de la serie del inspector Monfort era demostrar que los crímenes también pueden suceder “en zonas rurales y ciudades pequeñas, donde la vida no es tan idílica como pueda parecer”. “El mal puede estar en cualquier lugar, es innato al ser humano, ha vivido con nosotros en todas las épocas. El acercamiento al mal, narrar las acciones de quienes cometen delitos puede funcionar también como un revulsivo para prevenir a la humanidad”, señala el escritor.