«Un mort al Palau», de Piera y Tonino, vuelve a las librerías

4-05-2018

El periodista i escritor Emili Piera acude a la Fira del Llibre para presentar Un mort al Palau, novela publicada en el 2009 en la desaparecida editorial Cocó, novela que, diez años después, recupera El Petit Editor dentro de la colección Ciutat Oculta. El acto tendrá lugar a las 18:30 del domingo.

El relato, fue escrito a cuatro manos por Piera i el humorista i dramaturgo, Tonino López-Guitián. La nueva edición de Un mort al Palau ha sido diseñada por el poeta David Trashumante. La historia de Un mort al Palau es bastante singular, comenzando por el sistema de trabajo de los dos autores.

“Trabajábamos en castellano como lengua común –evoca Emili Piera–, en base a un guión muy elemental y a una libertad completa en el orden y el tono de cada capítulo, por eso desde el principio, se dan situaciones que parecen delirios y pesadillas junto a escenas más convencionales que actúan como puntos de articulación del relato. Una especie de realismo no mágico sino trilero, a tono con los personajes.

“La selección de personajes –una monja gallega, un transexual panameño muy bien dotado, un constructor todopoderoso, una tendera que trafica con influencias astrales– pretende crear una atmósfera alucinatoria, la que teníamos en Valencia al final del régimen cuando nos hinchamos como la rana del cuento y después, reventamos”.

Un mort al Palau es, por tanto, la versión valenciana de Asesinato en el Palacio de las Artes, una versión “con extras i making-of”, dice la nota introductoria de la novela. Curiosamente, el público pareció atender la sugerencia de los autores y la versión en valenciano se agotó mucho antes que la original en castellano.

Un mort al Palau –precisa Piera– es una falsa novela negra. La investigación policial está al servicio de la pasarela de personajes que son tratados, como es propio de una pieza satírica, con sarcasmo y un punto de sadismo. O con ternura burlona según su grado de inocencia. La sátira es moral.”

“En aquellos años la sociedad política valenciana y los sectores económicos que se le adhirieron con gran provecho, es un grano de pus a punto de reventar. Con mucha más violencia de la que habíamos previsto. Se le llamó crisis pero solo era un saqueo organizado y sostenido de los recursos públicos y privados, acometido por quienes que tenían la obligación de preservarlos”.

Entre cataclismos naturales de toda especie y “escenas de extrema coentor solo superadas por la realidad”, la novela anuncia una inundación del Palau de les Arts que se produciría poco después y que anegó los sótanos del edificio y dejó inutilizada la maquinaria escénica.

“La estampa del vestuario de la ópera que se había de representar, lavada y tendida a toda prisa en tendederos comprados en la ferretería –cuenta Piera– le dio a Valencia la categoría de un principado gitano que le hubiera hecho derramar lágrimas de emoción al mismo Prosper Merimée”.