Dada su amplia presencia en la literatura contemporánea, la 53 Fira del Llibre ha organizado esta tarde una mesa redonda sobre novela negra, en la que han participado autores referentes en el género como Víctor del Árbol (Barcelona, 19689), Lorenzo Silva (Madrid, 1966) y Elia Barceló (Alicante, 1957), y ha moderado el también escritor y periodista, Juanjo Braulio. Los tres protagonistas del acto presentan además sus respectivas últimas novelas en la Fira. “Novela negra es cualquier novela en la que se presta atención a las pulsiones más oscuras, a aquello que lleva a matar o hacer daño a alguien. Tiene, además un aspecto social importante”, afirma Elia Barceló.
Lorenzo Silva alude a Raymond Chadler para definir a la novela negra; “es la novela que refleja o retrata el mundo profesional del crimen” aunque matiza que tiene “ese enfoque de buscar una verdad oculta” y “como género literario es un convención que evoluciona con el tiempo.” Para Víctor del Árbol, “la literatura hoy en día es transversal y en ella se aborda la realidad social desde diferentes circunstancias”. Pero está de acuerdo con Barceló en que en la novela negra “no cabe lo anecdótico, busca cómo los individuos pueden estar en contradicción consigo mismos”. “El género no tiene tanto que ver con lo que se cuenta, sino más con cómo se cuenta”, añade. En su última novela, Por encima de la lluvia (Destino), del Árbol recurre a un tono más intimista donde el diálogo interior pesa más que el contexto histórico. Aún así, el ganador del Premio Nadal en 2016 considera que “la novela negra es la novela social de su tiempo porque trasciende el yo para ir al nosotros”. En este sentido, Silva afirma que “tenemos un cierto déficit de novela social y la novela negra que sí tiene esa vocación social se hace notar mucho”. Aún así, precisa que “la novela social tiene muchos otros registros y territorios en los que podría funcionar”. Elia Barceló comparte este punto de vista; “hay muchas formas de mostrar nuestras maneras de sentir y actuar como, por ejemplo, a través de las relaciones sexuales e interpersonales”.
Ambos autores recogen en sus últimas novelas el contexto social de diferentes épocas. En Tantos lobos (Destino), Lorenzo Silva narra una nueva historia protagonizada por la pareja de guardia civiles Brevilacqua y Chamorro en la que aborda un tema de gran calado social como son los asesinatos machistas. “Con estos personajes he intentado normalizar la visión y la imagen de dos trabajadores que trabajan en un servicio público y que intentan honradamente ser útiles a los demás y creo que ahí radica su éxito”. Por su parte, Elia Barceló presenta en El color del silencio (Roca) un relato protagonizado por una artista plástica de renombre, y construido en tres secuencias temporales muy diferentes como son el momento previo al golpe de Estado de Franco, el Rabat de 1969 y el Madrid actual. La autora comenta cómo ha evolucionado la representación de la mujer en la novela negra dejando atrás la imagen de la femme fatale, la mujer víctima, la mujer florero o la buena chica. A este respecto, la protagonista de El color del silencio “tiene una ventaja ya que es una mujer de casi 60 años”. Comenta que “aunque parece que las mujeres mayores de 42 años desaparecen de la vida, del cine y de las palabras, necesitaba un mujer fuerte, mayor, que hubiera pasado por experiencias”. “Puedes tener una protagonista mayor y que les guste”, subraya.
La novela negra, ¿un género menor?
Lorenzo Silva recurre a un recuerdo y otra cita del que considera “el mejor crítico de la segunda mitad del siglo XX” y catedrático de Teoría de la Literatura en la Universidad de Salamanca, Ricardo Senabre: “Habría que admitir que en sus buenas novelas, Raymond Chadler es mejor que Hemingway”. Para él; “siguen mirando por el hombro a toda novela de género cuando si la escribe un buen escritor que tiene dentro una mirada y un mundo interior rico, puede tener tanto valor literario como el que más”. Por su parte, del Árbol cree que la crítica sigue considerando a la novela negra un género menor porque “en este país gustan mucho las categorías y los prejuicios”. Para desmentir esta calificación alude a grandes nombres del género como Vázquez Montalbán o Alicia Giménez Bartlett y al hecho de que la novela negra es heredera de una tradición tan española como es la novela realista. Tampoco acepta el prejuicio hacia el lector de novela negra como persona que solo lee cosas menores porque se ha demostrado que “lee de todo”. Para Barceló, la crítica se deja llevar por “la inercia de las listas, por una vaguería intelectual y mental”. Como Silva, piensa que “la literatura tiene muchas formas de mostrarse”.