Jenn Díaz: “Me llaman neorruralista porque mis personajes son lentos y no están ubicados en espacios urbanos y tecnológicos”

30-04-2017

La escritora Jenn Díaz (Sant Feliu de Llobregat, Barcelona, 1988) ha firmado esta mañana en la 52 Fira del Llibre su obra de relatos cortos Vida Familiar, premiada el pasado mes de diciembre con el Mercè Rodoreda de cuentos y narraciones. Desde que con 22 años Díaz publicó su primera novela, Belfondo, la crítica la ha considerado un exponente destacado de la corriente neorruralista de la literatura española del siglo XXI. “Supongo que lo dicen por el contraste con la gente de mi generación que basa sus historias en lugares muy urbanos, tecnológicos, donde internet y los teléfonos tienen protagonismo. En cambio, mis novelas acostumbran a pasar en pueblecitos alejados del centro de la ciudad y de sus prisas. Los míos son personajes de monólogo interior, con una manera de comunicarse más lenta”, ha explicado la autora.

“Pero yo no hablo exactamente del campo, de los bosques”, matiza Díaz, “lo que pasa es que cuando no añado ningún punto de referencia, por el comportamiento de los personajes se tiende a pensar que es un lugar pequeño y al margen”.

Esta tendencia, piensa, le viene de sus vivencias en el pueblo extremeño de sus abuelos, Puebla de la Calzada. “Allí he pasado muchos veranos, Semanas Santas y Navidad con mis abuelos y la generación de mis abuelos. A pesar de no ser un pueblo pequeño, el ritmo que tienen es lento, también porque laboralmente miran hacia el campo. Como niña viví una libertad que en Sant Feliu no he tenido”, ha rememorado.

La nueva obra, Vida Familiar, se publicó a principios de 2017, pero “no existiría como libro si no fuera por el premio Mercè Rodoreda, puesto que ha sido escrito para presentarme a este galardón”. De esta escritura ad hoc, ha surgido el libro más autobiográfico de la autora: “Mientras que en el resto de novelas hablo de épocas que me han explicado o que he leído, los personajes de Vida Familiar viven mi realidad o la que he vivido en los últimos diez años: padres separados, madres con un luto y una culpabilidad muy actual,… En algunos casos son episodios autobiográficos; en otros intento esconderme, pero estoy”. Esta explicación permite entender la significación de la cita que ha elegido para abrir el volumen: “Todo aquello que sucede en mis relatos, me ha pasado, o me pasará”, de la escritora norteamericana Carson McCullers.

Escritura íntima y llena de costumbrismo

Como escritora, le ha marcado la lectura de Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, la italiana Natalia Ginzburg, y la norteamericana Carson McCullers. “De esta última ahora han sacado traducciones al catalán de sus novelas que son una maravilla”, asegura. Todas ellas han influido en su escritura “íntima, que habla del costumbrismo y del monólogo interior de todos mis personajes, es un razonamiento constante de reflexiones de los sentimientos, de los detalles más que de las grandes historias. Lo que me interesa siempre es el cómo, no el qué”, ha explicado.

A pesar de que compagina la literatura con varias tareas lingüísticas y colaboraciones periodísticas –en JotDown y El Periódico, entre otros-, suma ya cinco novelas con su firma. A Belfondo –traducido recientemente al catalán-, le siguieron El duelo y la fiesta, Mujer sin hijo, Es un decir y Mare i filla. “Soy muy disciplinada porque si trabajas en casa sin horarios marcados, se te pasan las horas. Mi día a día es intentar resolver los otros trabajos. Acostumbro a empezar las novelas en verano, cuando me relajo”, ha concluido.