Seis participantes, desde profesionales del derecho internacional, hasta representantes de plataformas ciudadanas pasando por profesores universitarios y activistas. La Associació Professional d’Il·lustradors Valencians (APIV) ha tenido a bien organizar una de las mesas redondas más interesantes y comprometidas de la Fira para completar la exposición “Refugi il·lustrat: del taüt a la maleta”.
Manuel Garrido (APIV), ha sido el encargado de moderar la mesa y presentar a los participantes, haciendo hincapié en el motivo de la exposición: en sus propias palabras la situación de los refugiados es “ilegal, inmoral e inhumana” y por eso, aunque los ilustradores tradicionalmente elegían efemérides literarias para la Fira del Llibre, este año han decidido que no podían quedarse de brazos cruzados ante la situación de los refugiados: “sesenta millones de personas están pasando por eso, tenemos que hacer algo todos, y estamos aquí por eso”, dice Garrido. “La respuesta a nuestra iniciativa no se hizo esperar, 220 ilustraciones participaron y de todos seleccionamos 150” que se pueden ver en la exposición “Refugi il·lustrat del taüt a la maleta” desde hoy hasta el 1 de mayo en la carpa d’Espai Generalitat de la 51 Fira del Llibre de València.
Jaume Durà de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado del País Valenciano (CEAR-PV) también ha participado en la mesa. Él cuenta que “en CEAR llevamos desde los años setenta luchando por los derechos de los refugiados de conflictos de todo el mundo”. Según su manera de ver la inactividad de la administración, existen medidas legales que no son difíciles de llevar a cabo “pero hay una patente falta de voluntad por parte de los Gobiernos responsables”. Para Durà “son tres: no poner trabas al asilo, crear un visado humanitario y un programa de reasentamiento que funcione”. De hecho, la ausencia de algunas de estas medidas es también parte de las causas que hacen aún más difícil las condiciones de vida de un refugiado: si se le deniegan los visados, ellos pagan a la mafia porque no tienen otro remedio, y si no existen programas de reasentamiento se crean campos de refugiados sin los recursos necesarios. “Todos los países europeos expulsan refugiados de países en conflicto y eso no es nuevo, lo que es nuevo es la atención mediática y tenemos que aprovecharlo a nuestro favor”, cuenta Durà. Si es por la administración y sus medidas, no podemos esperar: “Porqué mueren personas en el mar? Porque hay leyes que los amparan y gobernantes elegidos por nosotros mismos que han hecho esas leyes y que vulneran los derechos humanos” sentencia Jaume Durà.
Le sigue Esther Sánchez de ACNUR, que ha querido recordar que la crisis de los refugiados no es de hoy “de hecho ACNUR es una agencia de Naciones Unidas que se creó después de la Segunda Guerra Mundial para ayudar a los refugiados del conflicto y que se creía que iba a durar tres años… pero ha durado hasta hoy”. Siempre ha habido refugiados: el mismo concepto de refugiado existe por una crisis en algún país, en alguna frontera. “Cada cuatro segundos hay una persona que debe abandonar su país sin nada más que lo puesto en busca de un futuro” asegura contundente Sánchez. Ellos, desde ACNUR, intentan constantemente “garantizar su derecho a tener una vida digna” aunque también confiesa que “todo se complica por la falta de fondos y ayuda”. Su experiencia siempre le ha demostrado que los esfuerzos valen la pena “lo ví claro en un campo de refugiados en Tailandia, dónde no tenían nada y vivían en casas hechas con palos y plásticos y, a pesar de todo, les veías sonreír” cuenta emocionado.
Anna March de la plataforma ciudadana Valencia Ciudad Refugio ha contado que ellos no surgen de manera oficialista sino de la ciudadanía “de la necesidad de hacer algo ante la inactividad de las administraciones”. Para ella “la ciudadanía tiene que responder a lo que está pasando. Tratamos de dar visibilidad a nuestro trabajo y a sus problemas informando en Redes Sociales y haciendo sensibilización para construir una ciudadanía crítica que no juzgue sólo por lo que lee en unos medios sesgados y partidarios” afirma la activista.
La intervención más emotiva ha llegado de la mano de Mam Hassaf, refugiado sirio y activista, que cuenta que cuando escucha las palabras Crisis de refugiados “pienso que lo estamos haciendo mal desde el principio porque los refugiados son víctimas, pero esas palabras nos convierten en un problema”. Él ha contado cómo desde el principio de la primavera árabe el Gobierno sirio empezó con una represión brutal que tan sólo siete meses después cristalizaría en cientos de muertes al día “pero nadie hablaba de eso: lo contaban como un problema interno de los sirios, que se apañasen ellos” ha dicho indignado.
Su testimonio da un aplomo a sus palabras que su voz, afable y tranquila, no tiene por naturaleza. Cuenta Hassaf que “cuando vives una guerra tienes tres posibilidades: una es participar en esa guerra y posicionarte. Otra es ser víctima y no posicionarte pero esperar a que te maten… y la última es huir. Por eso existen refugiados”. Es necesario que reflexionemos, “imagínate por unos segundos que debido a una catástrofe, la que sea, con lo que llevas puesto y esa bolsa que traes ahora, tienes que irte de España de repente. Y dejar a tu familia, a tus seres queridos. Imagina eso. Debe ser duro, no? Pues eso pasa todos los días en Siria” dice con seguridad.
Javier de Lucas, catedrático en filosofía del derecho y en filosofía política ha sido el último en intervenir. Y también el más crítico: “Es necesario combatir la tremenda desinformación que existe sobre la crisis de los refugiados” dice de Lucas. “Las mentiras necesitan de más mentiras para tapar las primeras mentiras. Miren al Ministro Soria, si no. Tenemos que documentar la manipulación y explicar las obligaciones políticas de este tema”, y eso lleva haciendo él desde hace años. Pero las autoridades siguen sin estar a la altura de las circunstancias: “La mejor política de refugiados es la que se hace antes de que los haya: medidas para que paren las razones que hacen que estas personas no huyan de sus tierras”, cuenta el profesor de derecho. Pero eso choca frontalmente con lo que nuestro Gobierno, por ejemplo, hace de puertas a afuera, una hipocresía que de Lucas no tiene problema en denunciar. Cuenta que España es el tercer país que más armas vende a Arabia Saudí, quiénes a su vez las venden a los diferentes agentes de conflicto sirio. “Es decir: España se ha enriquecido con al guerra Siria” asegura contundente.
Y mientras las autoridades responsables del conflicto que debería tratar de solucionar, alimentan la desinformación. El propio ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, asegura que no se puede ayudar a los refugiados porque alentaría a producir un efecto llamada. “Yo no puedo dar derecho mientras ministros de mi Gobierno cometen públicamente el delito de omisión de socorro” dice de Lucas. Él lo ve claro, “la UE debe cumplir con sus obligaciones y no son obligaciones morales: son obligaciones legales. Prueba a hacerte un café ahora aquí y decirle al camarero que no el pagas porque ahora mismo no te viene bien. Pues eso es lo que hace la UE desde que firmó el acuerdo de 1951”. De nuevo, también De Lucas, nos conmina a participar y ayudar en la medida de las posibilidades. “Tenemos que contarle a la gente que nos están contando una mentira, tenemos que dar soporte económico y de tiempo con las organizaciones de ayuda humanitaria y tenemos que exigir que nuestra palabra sea clamor” ha terminado.
Así se ha abierto un debate que acompaña la exposición “Refugi il·lustrat: del taüt a la maleta” que estará visitable hasta el 1 de mayo en el Espai Generalitat de la Fira.